
- 23 de septiembre de 2025
Obesidad: España estudia restricciones publicitarias en alimentación infantil
El
Ministerio de Consumo español ha puesto sobre la mesa una propuesta que apunta
directamente a la publicidad de alimentos con alto contenido de grasas,
azúcares y sal, especialmente aquella dirigida a la infancia. Esta iniciativa
no es un paso aislado, sino que se enmarca en una estrategia más amplia para
enfrentar uno de los desafíos sanitarios más apremiantes de nuestro tiempo: la
obesidad infantil. La regulación, si se aprueba, impondría restricciones
significativas a la difusión de este tipo de mensajes publicitarios, limitando
su alcance en franjas horarias y en ciertos canales, y prohibiendo el uso de
figuras de personajes de dibujos animados o celebridades que actúen como
reclamo para los menores.
La obesidad
infantil se ha consolidado como una epidemia silenciosa, con consecuencias a
largo plazo que trascienden el ámbito de la salud individual. Los niños y niñas
con sobrepeso u obesidad tienen un riesgo considerablemente mayor de
desarrollar enfermedades crónicas en la edad adulta, como diabetes tipo 2,
hipertensión y problemas cardiovasculares, además de enfrentar desafíos
psicológicos y sociales.
La
publicidad, con su capacidad para influir en las decisiones de consumo y en los
hábitos alimentarios, ha sido señalada por expertos y organizaciones de salud
como un factor determinante en esta problemática. La propuesta del Ministerio
de Consumo, liderado por el ministro Pablo Bustinduy, busca precisamente
desmantelar esa conexión, protegiendo a los más vulnerables de la influencia de
mensajes que promueven un modelo de alimentación poco saludable. La medida se
inspira en el éxito de regulaciones similares implementadas en otros países,
como Reino Unido y Portugal, donde se ha observado una disminución en la
exposición de los menores a la publicidad de productos poco saludables.
Argumentan
que la autorregulación ya es un mecanismo eficaz y que una regulación estatal
podría ser desproporcionada, afectando a la libertad de empresa y a la
viabilidad financiera de determinados sectores. Sin embargo, desde el
Ministerio de Consumo se insiste en que la autorregulación no ha sido
suficiente para frenar el avance de la obesidad infantil y que se requiere una
intervención más contundente para garantizar el bienestar de la población más
joven. El debate pone de manifiesto una tensión fundamental entre los intereses
comerciales y la responsabilidad social, y plantea preguntas cruciales sobre el
papel del Estado en la protección de la salud pública. La propuesta no solo
busca regular la publicidad en la televisión, sino que también contempla la
publicidad digital, un canal cada vez más relevante en la vida de los menores,
lo que demuestra un esfuerzo por adaptarse a las nuevas realidades del consumo
de medios.