
- 20 de enero de 2025
La importancia de los cuidadores en el “journey” del paciente
Durante muchos años, el sector farmacéutico ha manifestado
su compromiso con un enfoque «centrado en el paciente». Como resultado, parece
que se presta más atención al paciente en las actividades de med affairs,
marketing y comunicación.
No cabe duda de que aún queda mucho por hacer para cumplir
plenamente este mantra, pero es estupendo ver cómo se avanza en esta dirección.
Sin embargo, ¿somos demasiado estrechos de miras al considerar el público
representado por la palabra «paciente»? ¿Tenemos suficientemente en cuenta a
las personas relacionadas con el paciente, en particular los «cuidadores»? En
este sentido y, lamentablemente, tenemos que mejorar mucho.
Cuidadores
Cuando hablamos de cuidadores en este contexto, nos
referimos a cuidadores no remunerados. Invariablemente son amigos o familiares.
Ellos también pueden ser pacientes por derecho propio o por el hecho de ser
cuidadores. Muy a menudo, el papel de cuidador tiene un impacto personal en la
salud física o mental y el bienestar de un individuo, así como en su salud
financiera.
Los cuidadores pueden ser de cualquier edad: personas
mayores que cuidan de sus parejas; personas de mediana edad que cuidan de sus
padres; padres y familiares que cuidan de sus hijos; e incluso niños que cuidan
de sus padres o hermanos. Los cuidadores suelen desempeñar funciones
fundamentales para la gestión de la salud de las personas a las que cuidan.
Controlan la salud y el bienestar, ayudan a administrar la medicación y prestan
apoyo práctico, como la alimentación y el vendaje de heridas. Y lo que es más
importante, estas personas, a las que en muchos casos quizá deberíamos llamar
«héroes», suelen desempeñar un papel fundamental en cualquier interacción con
los profesionales médicos y, en algunos casos, son incluso quienes toman las principales
decisiones médicas. Así pues, tratándose de un grupo tan influyente, no podemos
dejar de incluirlos en nuestras actividades de implicación con los pacientes.
¿Soy un cuidador?
Algunas personas no se consideran a sí mismas cuidadoras a
pesar de asumir todos los aspectos que asociamos con la palabra. Es posible que
consideren que lo que hacen forma parte de las obligaciones familiares o que no
merezcan tal categorización. Por lo tanto, puede ser importante comprender
estos matices para que las personas reconozcan que usted las está incluyendo.
Reconocer el papel del cuidador
Siempre que consideremos incorporar la voz del paciente,
debemos asegurarnos de incluir también la voz del cuidador. En el desarrollo de
ensayos clínicos, tener en cuenta al cuidador en el diseño del ensayo podría
ayudar al reclutamiento y la retención. La capacidad de un paciente para
participar puede verse afectada por la disponibilidad o las habilidades de
apoyo del cuidador. Los cuidadores son, en muchas situaciones, el facilitador,
ya que proporcionan transporte a las citas, apoyo para la correcta administración
del tratamiento y ayudan a los pacientes a comprender y dar su pleno
consentimiento.
Lo mismo ocurre con la educación del paciente. Debe
dirigirse al paciente y al cuidador, lo que puede significar mensajes y
materiales diferentes para cada uno. Los cuidadores también pueden necesitar
formación práctica adicional para mejorar el apoyo que prestan a las personas a
las que cuidan.
Y, por supuesto, todos estos compromisos y comunicaciones
deben tener en cuenta la diversidad de estas personas. Una vez más, el éxito en
estas áreas pasa por recordar que no hay una talla única para todos.
Reconocer el valor del cuidador
Al reconocer el papel del cuidador y comprometernos mejor
con él, debemos asegurarnos de que también lo valoramos. Por ejemplo, cuando
sea apropiado compensar a los pacientes por su tiempo, desplazamiento o
similares, también hay que tener en cuenta los mismos factores para cualquier
cuidador que pueda necesitar participar en la participación del paciente,
independientemente de si se busca su compromiso en esa ocasión. Los códigos y
la normativa no deben ser una excusa para no hacerlo, sino que es necesario
encontrar soluciones éticas a corto plazo y ejercer presión para garantizar que
el cumplimiento de la normativa incluya adecuadamente el papel del cuidador.
Encontrar cuidadores con los que colaborar
En cierto modo, encontrar cuidadores para las iniciativas es
la parte fácil. Pero ¿aprovechamos, por ejemplo, el hecho de que los pacientes
que asisten a las reuniones probablemente tengan a sus cuidadores con ellos?
¿Organizamos y contratamos de forma proactiva para que los cuidadores también
puedan participar, de modo que podamos beneficiarnos de su valiosa información?
Ampliar el concepto de paciente
Si ampliamos nuestro concepto de paciente para incluir a los
cuidadores, enriqueceremos nuestra comprensión y compromiso, haciendo que
nuestros asuntos médicos, marketing y comunicaciones estén mejor informados,
sean más impactantes y, en última instancia, tengan más éxito a la hora de
mejorar la salud de los pacientes.