
- 02 de septiembre de 2025
Perú y El Salvador consolidan alianza estratégica en salud mental y regulación farmacéutica
El memorando
establece un marco de colaboración orientado a consolidar capacidades técnicas
y optimizar procesos regulatorios y de vigilancia sanitaria. Este compromiso
refleja la necesidad de avanzar hacia una gobernanza más sólida en salud, en un
contexto donde América Latina enfrenta una creciente demanda de servicios, el
aumento sostenido de enfermedades crónicas y las dificultades para garantizar
el acceso seguro a medicamentos innovadores.
La
cooperación entre Perú y El Salvador se configura así como un puente
de doble vía: no solo permitirá compartir buenas prácticas, sino también
generar proyectos conjuntos que se traduzcan en beneficios concretos para la
población. En la práctica, es un paso hacia un modelo de cooperación Sur-Sur
que apuesta por soluciones basadas en la experiencia local y en la innovación.
Salud
mental como eje prioritario
Uno de los
ejes centrales del memorando es la salud mental, un ámbito en el que Perú ha
logrado reconocimiento internacional. La Organización Panamericana de la Salud
(OPS) premió recientemente al país por su Gestión y Liderazgo en los Servicios
de Salud, gracias a un modelo comunitario que ha transformado el abordaje de
este tipo de patologías.
La
estrategia peruana se basa en la expansión de centros de salud mental
comunitarios y casas de acogida, integrados a la atención primaria y diseñados
para acercar los servicios a la población. El Salvador mostró particular
interés en replicar estas experiencias, reconociendo que la atención en salud
mental no puede seguir concentrada en hospitales especializados. El objetivo
compartido es fortalecer la prevención, la detección temprana y la
rehabilitación psicosocial, mediante esquemas más inclusivos y accesibles.
Avances
en regulación de medicamentos
Otro de los
pilares del memorando es el fortalecimiento regulatorio. La Dirección General
de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) de Perú se encuentra en un proceso
de transformación institucional que busca consolidarla como una autoridad de
referencia en la región.
Entre sus
prioridades están la actualización de los procesos de autorización de
medicamentos, la mejora de la farmacovigilancia y la implementación de
estándares de calidad equivalentes a los exigidos en mercados internacionales.
Este avance no solo aumenta la seguridad de los pacientes, sino que también
posiciona a Perú como un socio estratégico para la cooperación regulatoria.
Para El Salvador, la alianza representa la posibilidad de robustecer sus
propios mecanismos de control, lo que se traduce en mayor confianza en los
tratamientos disponibles para la ciudadanía.