
- 07 de julio de 2025
La enfermedad de Alzheimer: la pandemia silenciosa y el impacto positivo de la IA
La
enfermedad de Alzheimer ha sido acertadamente calificada como una «pandemia
silenciosa», ya que se prevé que el número de personas mayores de 65 años que
padecen Alzheimer se triplique para 2050, a medida que la población envejece. Se
estima que para ese año, aproximadamente 152 millones de personas en
el mundo padecerán Alzheimer. La demencia, en general, afectará a unos 135,5
millones de personas para esa misma fecha, siendo el Alzheimer el tipo más
común de demencia
En términos
más generales, la demencia hoy afecta a más de 55 millones de personas en todo
el mundo y su impacto económico también es considerable, ya que se estima que
la carga de la demencia asciende a 2,8 billones de dólares a nivel mundial y
que solo en Estados Unidos los costes sanitarios y de cuidados paliativos se
estiman en 360,000 millones de dólares, además de los miles de millones de
horas de cuidados gratuitos prestados por más de 11 millones de familiares y
cuidadores no remunerados. El lado positivo es que esto nos ofrece una forma
eficaz de utilizar la inteligencia artificial (IA) para mejorar la atención
sanitaria, detectando la enfermedad de Alzheimer —y, con el tiempo, también
otras enfermedades— en fases más tempranas, de forma no invasiva y a bajo
coste, con un procedimiento tan sencillo como un examen ocular.
Los métodos
actuales para detectar el Alzheimer asintomático, como la punción lumbar para
analizar el líquido cefalorraquídeo de los pacientes, o las imágenes PET o MRI,
suelen ser caros, invasivos o tener una disponibilidad limitada. Los
investigadores también han estado estudiando otros métodos, pero este es muy
interesante: ¿qué pasaría si alguien pudiera acudir a la consulta de un
oftalmólogo para una revisión rutinaria y se le realizara un examen ocular que
también detectara la enfermedad de Alzheimer y, en última instancia, otras
afecciones importantes pero silenciosas, como las enfermedades
cardiovasculares?
La buena
noticia es que la tecnología de escáneres de retina asistidos por IA que pueden
detectar el Alzheimer ya está madura. Ahora es el momento de sentar las bases
para empezar a implementar esta tecnología en consultorios médicos, clínicas de
salud y hospitales.
En el mundo
de las metáforas, los ojos son las ventanas del alma. En el mundo de la
ciencia, la retina es la ventana a la vasculatura y las conexiones neuronales
humanas. Es el único lugar del cuerpo que no requiere equipos de imagen
avanzados ni procedimientos invasivos para poder ver los vasos sanguíneos. Por
ello, la retina tiene un gran potencial como punto de entrada para la detección
de enfermedades sistémicas como los trastornos neurológicos y las cardiopatías.
En octubre
de 2024, un artículo publicado en la revista académica npj Digital Medicine
informó de que el marco de aprendizaje profundo Eye-AD destacaba en la
detección de la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano y el deterioro
cognitivo leve, utilizando una combinación de imágenes de la retina e
inteligencia artificial. El estudio multicéntrico contó con 1,671
participantes, lo que lo convierte, con diferencia, en el mayor conjunto de
datos para el uso del procedimiento de imagen no invasivo conocido como
angiografía por tomografía de coherencia óptica (OCTA) en la detección del
Alzheimer y el deterioro cognitivo leve.
«Las
imágenes de la retina son menos costosas, más sencillas y rápidas, y tienen una
mayor viabilidad para los hospitales más pequeños o los programas de cribado
comunitarios, en comparación con el protocolo de diagnóstico convencional de la
enfermedad de Alzheimer», concluyó el estudio, mientras que una revisión
bibliográfica publicada el año pasado informó de que «la creciente
aplicación de la IA en la medicina promete su futura posición en el
procesamiento de diferentes aspectos de los pacientes con enfermedad de
Alzheimer».
Las ventajas
de los escáneres retinianos no invasivos reforzados por las capacidades de la
IA van más allá del menor coste, la mayor comodidad y la ausencia de dolor o
efectos secundarios. Otra gran ventaja es que la detección es oportunista, lo
que significa que no requiere que el paciente acuda específicamente para un
diagnóstico de Alzheimer, sino que puede realizarse a cualquier paciente que
acuda a un examen ocular, lo que es especialmente importante para aquellos que
se encuentran en una fase temprana y son asintomáticos.
Al mismo
tiempo, la comunidad médica aún debe abordar múltiples retos para que esta
tecnología pase de ser funcionalmente viable a convertirse en una práctica
habitual.